Debemos
recordar que los grados de aflicción dependen de la persona y de las
circunstancias que lo hayan llevado a vivir el momento.
También hay
que tener en cuenta si la persona es propensa a enfermarse de los nervios o de
la mente. En ese caso sugerir de forma
muy cuidadosa los servicios de un profesional que pueda hacer terapias o
medicar.
Hay personas
que son muy susceptibles y débiles ante las malas jugadas de la vida y otras
que en verdad han vivido tragedias insoportables que a uno se le salen las lágrimas.
En ambos casos prudencia y no caer en recriminaciones innecesarias.
E insisto en
que hay que analizar cada situación para encontrar los silencios y las palabras
adecuadas para tomar la mejor decisión.
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