viernes, 29 de noviembre de 2013

No ser indiferentes ante la soledad y la angustia de otros



Hay personas que uno solo saluda pero no sabemos ni donde viven ni como se llaman.
Hace muchos años conocí de saludo a un tipo que estudiaba en el mismo tecnológico donde estudiaba yo en 1993 [las fechas son importantes]. El individuo era como retraído y se veía una buena persona y además inocente.
Estudiaba una carrera dura como la electricidad por lo que se veía todo el tiempo angustiado y ansioso.
En el año 2005 yo andaba de farra con el carro de mi viejo y vi a un carajo chivuo y de mal aspecto sentado en la acera, en toda la entrada del pueblo. Lo vi de refilón y me pareció que era el conocido del tecnológico, me devolví y verifique bien…y si, era él.
Pero es un conocido de saludo, no se su nombre y nunca lo supe. Pensé; no es amigo, ni pariente; ¿por qué mortificarme?
Ahí es donde hay que ser atrevido, pararse y preguntarle; Epale brother que haces tú a esta hora tan lejos de tu casa…Pero somos indiferentes ante la soledad y la angustia de los demás.
En el mismo año [los años son importantes] lo vi por la mañanita sentado con el mismo mal aspecto en una panadería cerca de la carretera -Yo sabía de antemano que vivía en ese barrio- y estaba yo en ese tiempo empeñado en parecerme a Jasón Statham y me castigaba con los ejercicios. Trotando pase cerca y el hombre me llama y me dice ¿tu estudiantes en el tecnológico de La Victoria verdad? Me hice el musiu y seguí con la marcha.
Al día siguiente en mi empeño antes mencionado, me dice: dame una fuercita para comprar algo en la panadería [que estaba cerrada]. Igual me hice el bolsa, pero me quedo una inquietud y pase el día mal y no pude levantar pesas como lo recomienda; “Joe Weider”.
Al día siguiente me pare sin que él me llamara y me senté cerca [al lado]. Demás esta decir que estaba piche. Pero carajo -me dije- ya tome la decisión y me dedique a escudriñar ¿por qué estaba en esas condiciones? No era mi problema, pero un estudiante, además evangélico y buena persona, no podía estar en tal padecimiento.
La cosa salió bien y el tipo se “espicho” y soltó todo sin pedírselo. Lo primero que me di cuenta obviamente es que necesitaba hablar con alguien y además se había quedado estancado en el tiempo.
Me conto que se le hizo difícil la carrera y opto consumir algunas drogas “legales” para aumentar el entendimiento, la concentración y la retentiva. Pero que necesitaba sacar la carrera rápido y ponerse a trabajar porque tenía serias necesidades económicas; “y ahora mira como estoy” dijo al final.
 Y me hablo otras cosas más.
Mi respuesta fue que las aspiraciones personales a veces son muy grandes para el poco talento y fortaleza que algunos tenemos. Que se olvidara del tecnológico y que re-ordenara sus metas sinceramente.
También le dije que buscara auxilios médicos y que si se decidía, yo lo podía ayudar. No sé donde o con quien pero me ofrecí.
Cuando ya me iba le di “la fuercita” que me había pedido el día anterior para comprar algo en la panadería.
En 2010 o 2011 [las fechas son importantes] lo vi en una esquina del barrio donde vive, hablando con gran soltura con unas mujeres jóvenes. Tenía mejor aspecto y mejor semblante.
Yo no sé si mis palabras lo ayudaron, de todos modos me alegre por su nueva situación.
Con palabras y obras se ayuda al prójimo, pero requiere responsabilidad y compromiso.

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