Mi jefe es un hombre muy brillante pero también tiene una especie de
misantropía. Destruye con sus comentarios a todo el mundo inclusive a su
familia más cercana.
El tipo es egresado de la Universidad Central de Venezuela, en la
carrera; Ingeniero en Construcción Civil, había trabajado en lo que
antes se denominaba Instituto Nacional de Obras Sanitarias [INOS] y por
lo tanto un experto respetado en el tema de las obras sanitarias. Con
los años y la experiencia acumulada monto su propia contratista y además
es profesor universitario.
Pero no nos interesa su currículo sino su actitud criticona y resentida.
El blanco esa vez de su crítica era su padre: el viejo progenitor fue
dirigente de Copei y un sindicalista respetado.
Me contaba el ingeniero cuasi-misántropo que su papa era un tipo muy
generoso y a él le parecía que se aprovechaban de esa “debilidad”. Me
decía por ejemplo: “ mi mama lo mandaba a comprar pan y otras cosas en
la panadería y en vez de comprar en proporción para 5 personas compraba
como para 10 y repartía a cuanto vagabundo-borracho encontraba en el
camino, a veces compraba cachitos y cuarticos de jugo para sus
ahijaditos que vivían a tres cuadras de la casa”. El viejo cambiaba la
ruta para llevarle un presentico a sus ahijaditos, sobrinos y
abandonados sociales. También con lo que llamaron “tráfico de
influencias” logro que muchos se trataran enfermedades en los hospitales
públicos, consiguieran trabajo en las empresas textileras y papeleras
de Maracay y servicios funerarios para los más necesitados.
Yo le dije que eso es lo que hacen los buenos dirigentes sociales y políticos.
Al anciano padre le gustaba la cara de satisfacción y sorpresa que
ponían los obsequiados y beneficiados. Y en diciembre era su mejor
época.
Después de recordar esa conversación con el jefe; Pienso que el viejo
copeyano era un servidor público consumado. Cumplía varios servicios:
responsabilidad, consuelo, abastecimiento, compromiso y amor.
Esa clase de hombres hoy día no se consiguen mucho. Por estos tiempos
vivimos encerrados y solo pensamos en los nuestros y en los peores casos
en uno mismo; Y estoy seguro que el ingeniero-jefe es de estos últimos.
Una de las pocas cosas que le replicaba [porque era un tipo duro en sus
apreciaciones] es que esa actitud de padre de todos se vio recompensada
con los años - le decía- hoy Usted es un profesional exitoso y además
nunca le falto nada ¿verdad?...y me dijo: jamás falto nada en casa…
Comentario:
[1]El mundo de hoy es tan egoísta que al ver la necesidad de otras personas volteamos a ver el panorama.
[2]Hay que motivarse a regalar algo todos los días, sea material o
espiritual. Un chocolate, un chogüi, una sonrisa, una corta visita o ir a
visitar a tus ancianos padres y escuchar su conversación sin
interrumpir y prestando atención.
[3] Visitar a un pariente o amigo enfermo, ofrecer ayuda, ponerse a la orden.
[4] Educar al que no sabe sin pensar que gastas pólvora cazando un zamuro.
[5] etc.…
Eso es servicio, amor y compromiso…
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