Hace unas dos semanas me saludo un tipo alto, de tez morena
y pelo chicharrón, era Amaury mi panita de la infancia en la escuela y en el
liceo. Lo conocí en 1983 cuando nos mudamos de La Victoria a Palo Negro.
En ese tiempo Palo Negro tenía aun rasgos de ruralismo y La
Victoria ya era una ciudad netamente urbana. Con Amaury conocí las diferencias
sociales marcadas, cuestión que ignoraba en La Victoria; primero por mí edad y
segundo porque vivía en una Urbanización de INAVI y todos éramos casi iguales
dentro de una escuela pública, es decir, la mayoria éramos hijos de
trabajadores industriales.
En nuestra escuela pública semi- rural estudiaban hijos de
oficiales y sub-oficiales de la aviación militar, hasta un hijo de un general,
los muchachos de los extranjeros dueños de grandes comercios que aun existen, hijos de
familias prestigiosas locales, los recién llegados de El Orticeño y la urbanización
Palo Negro [Mi hermano y yo] y los chamos como Amaury que eran marginados.
Amaury vivía en un rancho cerca de la escuela y el liceo, la
estructura estaba echada hacia un lado, es decir se cayó pero no del todo y así
se quedo. Su cama era un jergón pelado con un plástico encima por si llovía y
cinco hermanos y él era el mayor.
Me di cuenta como los pobres son marginados, burlados,
excluidos y humillados. A Amaury le decían “Cara e coñazo” porque tenía que
defender su dignidad y la de sus hermanitos menores y el rostro tenia las
marcas que dejan los puños de los abusadores.
Con 12 años empujaba un carrito de helados EFE por las
calles de Palo Negro para ayudar económicamente a su mama. Cuando le tocaba la urbanización
donde yo vivía lo acompañaba hasta que vendía el último helado, muchos vecinos imbéciles
de pensamiento me preguntaban porque andaba con un muchacho tan feo.
Yo estudie con él hasta tercer año de bachillerato y no lo
vi sino en momentos fugaces. Yo recuerdo que él era colector y luego chofer de
camionetas de pasajeros y lo saludaba y me respondía amargamente. Así como un; Epa!!! Eje!!! O Aja!!! De mala gana.
Hablando de tantas
cosas me dijo que se había ido para Caracas a trabajar y había dejado los
estudios, volvió para el terruño y cayó en una “racha vikinga” de alcohol y
drogas y fue huésped varias veces de El Alayon [cárcel pública de Maracay],
nunca robe…me asevera.
Después de hacer una biografía mutua de escasos éxitos y una
catajarria de fracasos, me dijo que Jesús entro en su corazón [pensé que se había
vuelto gay, pero caigo en cuenta y activo el piloto automático para no
fastidiarme], gracias a Jesús mismo no argumento mucho sobre su entrega , pero
entre el escaso bla bla bla me dijo algo importante; Borre, queme y enterré en una sola acción la lista de
agravios, me olvide de todos los males que me causaron algunas personas y de
los momentos malos que pase en mi vida y decidí salir adelante. Y lo logro de verdad porque entre ese
semblante amargado de camionetero y el que vi hace dos semanas hay un abismo y
eso me alegra.
Me dijo que trabajaba
desde hace 8 años conduciendo un autopullman – y me subraya que es un
autopullman y no una buseta chinchurria –, hizo familia, tres hijos, 11 años “arrejuntado”
y está construyendo una vivienda con local comercial junto a sus “hermanitos” que le deben una cirugía plástica.
He pasado frente a
esa residencia varias veces y no me había dado cuenta que el ranchón arrecostao
de la mama de Amaury ya no existía.
A “Cara e Coñazo” le dicen ahora “Cara e Crimen” pero no le
cuadra el sobre-nombre porque a pesar de sus 45 años tiene ademanes de muchacho
y mucha jovialidad.