Depresión y Corazón
Los pacientes depresivos presentan una sensación inexplicable de vacío y tristeza, que lleva a una angustia inmotivada, que hace consciente todo el cuerpo que normal y habitualmente no lo es. La inevitable necesidad de auto-observación conduce al descubrimiento de sensaciones displacenteras, astenia, tensión muscular y abdominal, sensación de ahogo respiratorio, síntomas gastrointestinales y cardiovasculares, como palpitaciones, dolor precordial opresivo y taquicardia.
A pesar de la constelación de síntomas somáticos, que motivan frecuentes consultas en la práctica clínica, entre los médicos existe la tendencia a considerar la depresión una enfermedad no real o necesariamente no tan seria, por lo que se pierde una oportunidad de un tratamiento apropiado.
Sin embargo aparentemente los pacientes con depresión incrementan su riesgo de padecer eventos cardiovasculares. Los pacientes con enfermedades cardiacas que sufren depresión se ven sobrepasados por el peso de su enfermedad y tienen una menor calidad de vida que los que no padecen depresión
No sólo la depresión parece ser un factor de riesgo más que deberíamos incorporar en la lista de los mencionados, sino que al igual que otros modifican el pronóstico en aquellos pacientes que han padecido un infarto de miocardio o que padecen isquemia de miocardio.
El paciente depresivo es más vulnerable a los eventos cardiovasculares o cerebro vasculares y al empeoramiento de su pronóstico Lo expuesto muestra, con claras evidencias, la relación existente entre el cerebro y el corazón y muestra a la depresión como un factor de riesgo con peso independiente. Es lógico pues pensar en la tarea inmediata de extremar los métodos diagnósticos que detecten precozmente los síntomas depresivos, de forma tal que se incluya la terapia antidepresiva como tratamiento del desorden afectivo, y así prevenir y mejorar el pronóstico de la patología cardiovascular, en tal sentido ya existen estudios que muestran una disminución del impacto negativo producido por el infarto de miocardio mediante la utilización de antidepresivos
La depresión se ha relacionado entre otros trastornos psiquiátricos con la enfermedad cardiovascular. A diferencia de otros factores de riesgo, su estudio se ha desdeñado en forma no intencional. A pesar de ello en la actualidad existe suficiente evidencia médica que considera a la depresión como un Factor de Riesgo Independiente para la enfermedad coronaria y el infarto de miocardio, Y un Indicador Pronóstico Negativo para enfermos cardiovasculares. Numerosos estudios han planteado la hipótesis de posibles nexos fisiopatológicos entre la depresión y la enfermedad vascular. La disfunción del eje Hipotálamo Hipófiso Suprarrenal, junto a una reactividad plaquetaria alterada incidirían en forma directa sobre la cubierta de los vasos, punto inicial del proceso de arteriosclerosis responsable de los eventos clínicos y su recurrencia.
La prevención está relacionada con los factores contribuyentes. El apoyo social es de utilidad en el manejo de las pérdidas de seres queridos y en los cambios en la movilidad. En muchos casos, no existe prevención efectiva.
El interés de un diagnóstico precoz . Muchas personas deprimidas son objeto de equivocadas creencias sobre la enfermedad mental, en el seno de su misma familia, lo cual retarda el diagnostico, y por ello el tratamiento.
Desterrar la vieja discusión entre tratamiento farmacológico o psicológico, que no tienen porque ser excluyentes. Es muy común la resistencia de los pacientes, y/o familiares a los tratamientos químicos, en beneficio de los psicológicos, inclinándose la balanza a favor de estos últimos. El tratamiento farmacológico en la depresión, es insustituible, como en muchas otras dolencias, sin embargo se observa una corriente de opinión mayoritaria, en todo el mundo, en la que la población se cuestiona la necesidad o no de tomar fármacos ante un síndrome depresivo, cosa que no se hace con otras enfermedades; nadie pone en duda, por ejemplo, la necesidad de insulina ante una diabetes tipo I .
Formar a los jóvenes en cuanto a la óptima elección de su futura ocupación laboral. Es bien conocida la relación entre un trabajo gratificante, y la salud mental, pues si bien el trabajo es un bien económico, también es fuente de bienestar social, de relación humana y autoestima.
La depresión no es culpa de nadie
Por último, es hora de eliminar de forma definitiva prejuicios e ideas falsas sobre la depresión que en muchas ocasiones hacen de la víctima un culpable, privándolas así de la solidaridad y comprensión que por sus circunstancias de salud y de vida necesitan.
Prevención primaria de la depresión
Conseguir un diagnóstico adecuado y disponer de terapias eficaces son, por el momento, las armas más efectivas para el tratamiento de la depresión Hoy por hoy, la prevención primaria de la depresión es una labor muy difícil de conseguir.
Hacer hincapié en estos aspectos así como en los de tipo social redundaría de una forma más eficaz en la calidad de vida de los afectados y supondría un menor costo sanitario, porque, en muchas ocasiones, como el enfermo desconoce los síntomas específicos, no acude a los especialistas adecuados y demanda pruebas para averiguar su estado de salud.
Un punto de coincidencia es que la depresión se convertirá en los próximos años en el segundo problema de salud mundial, después de las enfermedades cardiovasculares. En Argentina se calcula que un 15 por ciento de la población sufre depresión. El problema estriba en que muchos pacientes que se beneficiarían de los tratamientos farmacológicos y no farmacológicos no reciben la atención adecuada.
Tratamiento de Mantenimiento
La mayoría de las depresiones tiende a la cronicidad. Hace unos años, una vez que había pasado el episodio depresivo, se retiraba la medicación. Ahora sabemos que la terapia de mantenimiento es positiva porque disminuye el riesgo de recidivas. Todos los expertos coinciden en mantener la terapia entre seis meses y un año.
En geriatría el tratamiento debe mantenerse entre un año o año y medio, como mínimo, después de resuelto el primer episodio. Cuando el enfermo presenta un historial de más de tres episodios, el tratamiento puede continuar para mantener al paciente asintomático durante cinco años. A partir de este momento, debe replantearse la situación.
Aparte del tratamiento farmacológico o psicoterapéutico es importante -una vez que haya hecho efecto y que el paciente sienta que ha mejorado su condición, es importante que se sigan ciertos consejos o modos de vida.
- Tener pensamientos positivos
- Cuidar la salud física
- Mantener un calendario diario uniforme.
- Reanudar las responsabilidades forma lenta y gradual
- Aceptarse a uno mismo. No compararse con otras personas que considera favorecidas.
- Expresar las emociones
- Seguir en todo momento y hasta el final el tratamiento impuesto
- Reunirse periódicamente con el terapeuta
- Comer una dieta equilibrada
- Hacer ejercicio físico
http://www.depresion.psicomag.com/depresion_y_corazon.php
Los pacientes depresivos presentan una sensación inexplicable de vacío y tristeza, que lleva a una angustia inmotivada, que hace consciente todo el cuerpo que normal y habitualmente no lo es. La inevitable necesidad de auto-observación conduce al descubrimiento de sensaciones displacenteras, astenia, tensión muscular y abdominal, sensación de ahogo respiratorio, síntomas gastrointestinales y cardiovasculares, como palpitaciones, dolor precordial opresivo y taquicardia.
A pesar de la constelación de síntomas somáticos, que motivan frecuentes consultas en la práctica clínica, entre los médicos existe la tendencia a considerar la depresión una enfermedad no real o necesariamente no tan seria, por lo que se pierde una oportunidad de un tratamiento apropiado.
Sin embargo aparentemente los pacientes con depresión incrementan su riesgo de padecer eventos cardiovasculares. Los pacientes con enfermedades cardiacas que sufren depresión se ven sobrepasados por el peso de su enfermedad y tienen una menor calidad de vida que los que no padecen depresión
No sólo la depresión parece ser un factor de riesgo más que deberíamos incorporar en la lista de los mencionados, sino que al igual que otros modifican el pronóstico en aquellos pacientes que han padecido un infarto de miocardio o que padecen isquemia de miocardio.
El paciente depresivo es más vulnerable a los eventos cardiovasculares o cerebro vasculares y al empeoramiento de su pronóstico Lo expuesto muestra, con claras evidencias, la relación existente entre el cerebro y el corazón y muestra a la depresión como un factor de riesgo con peso independiente. Es lógico pues pensar en la tarea inmediata de extremar los métodos diagnósticos que detecten precozmente los síntomas depresivos, de forma tal que se incluya la terapia antidepresiva como tratamiento del desorden afectivo, y así prevenir y mejorar el pronóstico de la patología cardiovascular, en tal sentido ya existen estudios que muestran una disminución del impacto negativo producido por el infarto de miocardio mediante la utilización de antidepresivos
La depresión se ha relacionado entre otros trastornos psiquiátricos con la enfermedad cardiovascular. A diferencia de otros factores de riesgo, su estudio se ha desdeñado en forma no intencional. A pesar de ello en la actualidad existe suficiente evidencia médica que considera a la depresión como un Factor de Riesgo Independiente para la enfermedad coronaria y el infarto de miocardio, Y un Indicador Pronóstico Negativo para enfermos cardiovasculares. Numerosos estudios han planteado la hipótesis de posibles nexos fisiopatológicos entre la depresión y la enfermedad vascular. La disfunción del eje Hipotálamo Hipófiso Suprarrenal, junto a una reactividad plaquetaria alterada incidirían en forma directa sobre la cubierta de los vasos, punto inicial del proceso de arteriosclerosis responsable de los eventos clínicos y su recurrencia.
La prevención está relacionada con los factores contribuyentes. El apoyo social es de utilidad en el manejo de las pérdidas de seres queridos y en los cambios en la movilidad. En muchos casos, no existe prevención efectiva.
El interés de un diagnóstico precoz . Muchas personas deprimidas son objeto de equivocadas creencias sobre la enfermedad mental, en el seno de su misma familia, lo cual retarda el diagnostico, y por ello el tratamiento.
Desterrar la vieja discusión entre tratamiento farmacológico o psicológico, que no tienen porque ser excluyentes. Es muy común la resistencia de los pacientes, y/o familiares a los tratamientos químicos, en beneficio de los psicológicos, inclinándose la balanza a favor de estos últimos. El tratamiento farmacológico en la depresión, es insustituible, como en muchas otras dolencias, sin embargo se observa una corriente de opinión mayoritaria, en todo el mundo, en la que la población se cuestiona la necesidad o no de tomar fármacos ante un síndrome depresivo, cosa que no se hace con otras enfermedades; nadie pone en duda, por ejemplo, la necesidad de insulina ante una diabetes tipo I .
Formar a los jóvenes en cuanto a la óptima elección de su futura ocupación laboral. Es bien conocida la relación entre un trabajo gratificante, y la salud mental, pues si bien el trabajo es un bien económico, también es fuente de bienestar social, de relación humana y autoestima.
La depresión no es culpa de nadie
Por último, es hora de eliminar de forma definitiva prejuicios e ideas falsas sobre la depresión que en muchas ocasiones hacen de la víctima un culpable, privándolas así de la solidaridad y comprensión que por sus circunstancias de salud y de vida necesitan.
Prevención primaria de la depresión
Conseguir un diagnóstico adecuado y disponer de terapias eficaces son, por el momento, las armas más efectivas para el tratamiento de la depresión Hoy por hoy, la prevención primaria de la depresión es una labor muy difícil de conseguir.
Hacer hincapié en estos aspectos así como en los de tipo social redundaría de una forma más eficaz en la calidad de vida de los afectados y supondría un menor costo sanitario, porque, en muchas ocasiones, como el enfermo desconoce los síntomas específicos, no acude a los especialistas adecuados y demanda pruebas para averiguar su estado de salud.
Un punto de coincidencia es que la depresión se convertirá en los próximos años en el segundo problema de salud mundial, después de las enfermedades cardiovasculares. En Argentina se calcula que un 15 por ciento de la población sufre depresión. El problema estriba en que muchos pacientes que se beneficiarían de los tratamientos farmacológicos y no farmacológicos no reciben la atención adecuada.
Tratamiento de Mantenimiento
La mayoría de las depresiones tiende a la cronicidad. Hace unos años, una vez que había pasado el episodio depresivo, se retiraba la medicación. Ahora sabemos que la terapia de mantenimiento es positiva porque disminuye el riesgo de recidivas. Todos los expertos coinciden en mantener la terapia entre seis meses y un año.
En geriatría el tratamiento debe mantenerse entre un año o año y medio, como mínimo, después de resuelto el primer episodio. Cuando el enfermo presenta un historial de más de tres episodios, el tratamiento puede continuar para mantener al paciente asintomático durante cinco años. A partir de este momento, debe replantearse la situación.
Aparte del tratamiento farmacológico o psicoterapéutico es importante -una vez que haya hecho efecto y que el paciente sienta que ha mejorado su condición, es importante que se sigan ciertos consejos o modos de vida.
- Tener pensamientos positivos
- Cuidar la salud física
- Mantener un calendario diario uniforme.
- Reanudar las responsabilidades forma lenta y gradual
- Aceptarse a uno mismo. No compararse con otras personas que considera favorecidas.
- Expresar las emociones
- Seguir en todo momento y hasta el final el tratamiento impuesto
- Reunirse periódicamente con el terapeuta
- Comer una dieta equilibrada
- Hacer ejercicio físico
http://www.depresion.psicomag.com/depresion_y_corazon.php
No hay comentarios:
Publicar un comentario